Sus manos mágicas son el mejor remedio para caballos y perros traumatizados por alguna lesión. Con sólo 29 años, esta joven belga ha exportado hasta Málaga el concepto de la fisioterapia aplicada a animales
LLEVA poco tiempo en España, pero habla nuestro idioma mejor que algunos oriundos de Pizarra, el pueblo donde se ha instalado. Y eso a pesar de que el lenguaje de poco le sirve en su profesión, donde la clave es establecer un silencioso y especial vínculo con sus pacientes. Como el personaje de Robert Redford en 'El hombre que susurraba a los caballos', Maaike Yanhoutte se ha ganado la confianza de los animales a los que ha curado con destreza, dedicación y cariño.
Usted es terapeuta de animales. ¿Qué es eso exactamente?
Puede consistir en un trabajo preventivo. Por ejemplo para prevenir lesiones en caballos de deporte o en perros de carreras, aunque de estos hay menos en España. O para tratar lesiones que ya han tenido lugar en animales operados o viejos, que no pueden andar, tienen sobrepeso... Trato mucho a animales que han reci-bido cirugía en las rodillas o que tienen problemas neurológicos. Estas son lesiones muy graves, que producen parálisis.
Son los problemas que puede tener cualquier persona.
Sí. Puedo utilizar los mismos medios, incluso las mismas máquinas para el tratamiento. Por ejemplo, los ultra-sonidos también se pueden emplear en perros o caballos. También la electroterapia, campos magnéticos, etc. Pero yo sobre todo trabajo con mis manos.
¿Y en qué universidad se estudia lo que usted hace?
Yo primero estudié fisioterapia para personas en Lovaina, en la Universidad más antigua de Bélgica. Allí estuve cinco años y luego estudié dos años más en Holanda para fisioterapia para perros y caballos. Luego, en Ingla-terra, estudié durante tres años osteopatía para caballos y perros. Acabé en junio y ahora estoy preparando mi tesis, que la haré aquí.
«Hay que adaptar la técnica a
cada perro, a cada caballo y a cada dueño»
¿Qué diferencias hay entre tratar a personas y tratar a animales?
Es más difícil porque los animales no hablan y cada uno tiene una reacción diferente al dolor. Por ejemplo, hay perros que cuando les duele no se nota.
Entonces, ¿cómo logra que sus pacientes le hagan caso?
A veces es difícil al principio. A algunos animales no les gustan los masajes y tienen que adaptarse un poco. A la tercera sesión suele ir todo mejor. Hay perros a los que nunca les gustará, pero como pasa con las perso-nas. Tanto los perros, como los caballos y las personas tienen un carácter diferente. Y tienes que adaptar tu técnica a cada perro, a cada caballo o a cada dueño.
¿A veces los dueños son más salvajes que los animales?
Yo no trato con esos dueños porque los que me llaman cuidan mucho a sus animales. Yo tengo un público más especial. Hay ocasiones en las que algunos perros son ya como niños en las familias y por eso sus dueños se preocupan tanto.
«Muchos veterinarios aún no conocen que existe la fisioterapia para animales. Quiero enseñarles lo que podemos hacer juntos para optimizar los resultados que podemos conseguir juntos en el tratemiento del animal, porque la medicina y la fisioterapia son - como en las personas - muy complementarias.»
¿Qué técnicas suele emplear?
Uso sobre todo mis manos. Masajes, movilizaciones, estiramientos... También la hidroterapia es muy interesante: en bañeras o piscinas para que ellos puedan nadar controlándolo todo a través de un programa. Todo lo que se puede hacer con la gente lo hacemos en los animales, pero adaptado. Porque un perro o un caballo no pueden soportar tanta presión como una persona, y hay que tener más cuidado. Y las reacciones también son distintas. Hay perros que te avisan y gruñen cuando les duele. Pero hay otros que no. Por eso cuando no me fío les pongo un bozal, pero es algo que no me gusta porque se ponen más nerviosos.
¿Por qué vino a España?
(Ríe). Bueno, culpa suya (señala a su novio). Él vino a estudiar a Granada hace seis años y le echaba de menos. Pensamos en venirnos aquí y dimos el paso. Ahora estamos preparandonos para montar uncentro de rehabilitación en Pizarra. Porque los caballos los visito a domicilio, pero para los perros, prefiero una clínica. En sus casas, los perros se sienten los amos y es más difícil tratarlos. La clínica va a ser muy completa, con pis-cina, cinta bajo agua para correr... Pero tardará aún unos meses, ya que Las máquinas vendrán de Alemania y EEUU y tardan en llegar y instalarse.
Trabajo satisfactorio
Usted seguro que se encariña con sus pacientes..
Sí, mucho. Los dueños muchas veces me llaman y cuando me dicen que el perro ha hecho progresos... me gusta mucho. Es mi profesión, pero también mi pasión.
¿Ha notado cómo algún animal le daba las gracias?
Sí. Al principio los caballos y los perros no entienden qué pasa, pero al final acaban comprendiendo que es para su bien. A veces también la terapia les molesta, hay técnicas que duelen y no puedes explicar a un animal que le va a doler, pero luego le va a aliviar; pero ellos lo acaban entendiendo. Saben mucho.
¿Hay algún caso que le haya marcado especialmente?
El desafío más grande que tuve fue con un doberman que traté de una inestabilidad en las cervicales. Le salió una hernia y quedó paralizado de las cuatro patas. El perro en enero de este año casi no podía mover el cuel-lo. Había perdido casi toda la musculatura por no moverse. Era un desastre. El pronóstico era muy malo. Al dueño le salió otra hernia de cargar con él. Pero poco a poco, hubo progresos cada semana. Y hoy ya está andando y todo después de una operación en Sevilla y del tratamiento. Ha sido espectacular. Es el perro más fuerte que he conocido en mi vida.
¿Cómo piensa dar a conocer su trabajo?
A través de Internet, periódicos, revistas. Y sobre todo a través de veterinarios. Hay muchos veterinarios que todavía no conocen el concepto de la fisioterapia para animales.
MÁS INFORMACIÓN: www.fisioperros.com
